En la calle Velázquez -mira qué casualidad- dejó un grafitero su flor y su mensaje, anunciando el principio de una bonita historia. He vuelto a ese tapial cada día, esperando que el anónimo escritor me sorprendiera con una nueva noticia; de momento, en vano. Aunque hoy vi pasar a un padre acompañado de su hija... |