Un día aquel hombre (¿aquel dios?) sembró sus muertos y sus dudas, y dones tan inciertos nos gritan y amedrentan todavía. Firme signo de añejo poderío, de una España de púrpura y de hastío. De tanta gloria desembocadura, amargo despertar de tanto llanto.
Un día aquel hombre (¿aquel dios?) sembró sus muertos y sus dudas,
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Firme signo de añejo poderío,
de una España de púrpura y de hastío.
De tanta gloria desembocadura,
amargo despertar de tanto llanto.