El alcalde y la cárcel. Lo que nos quiere.
Fueron los vecinos los
primeros en sugerir un uso cultural para el edificio de la Antigua Prisión
Provincial de Palencia, después Peridis
redactó un primer proyecto con ese fin, luego el Ministerio de Fomento y el
Ayuntamiento contrataron a los arquitectos Ángel Sevillano, José Mª Tabuyo y
Eduardo Delgado Orusc, y encargaron la ejecución de la obra a la empresa COPISA
CONSTRUCTORA PRIENAICA S.A. por la cantidad de 9.675.038 euros.
Terminada la rehabilitación,
se cerró el edificio y los palentinos vimos llover durante meses y meses. Y
ahora, de pronto, de lo dicho nada: el edificio albergará no sé qué cosas de la
Policía.
Meses y meses dando
largas, alimentando la suspicacia implícita al paso del tiempo, pero también
haciendo germinar el desinterés, pretendiendo el olvido.
Meses y meses en los
que, preguntado por las razones de mantener cerrado dicho inmueble, el alcalde
Polanco tiraba de excusas, aunque sin conseguir hilvanarlas en una coherente
oración gramatical compuesta de sujeto verbo y predicado. Este alcalde Polanco
sin duda ha de estar dotado para recónditas grandezas, de las que él sabrá en
su fuero interno, pero desde luego no para la oratoria, disciplina en la que
sólo ha logrado concluir una frase gracias al micro: ¡yo hago lo que quiero!
Esa frase, que en boca
de un mandatario compendia toda dictadura, la escuchamos cuando el alcalde
Polanco amenazaba con destinar al golf privado una zona pública de jardines y
ocio, y la hemos visto brillar ahora al hilo de esta polémica sobre el futuro
uso de la antigua cárcel. Esa frase, por fin, ha hecho explícito el
significado, viniendo a decirnos que el alcalde Polanco se pasa por el forro la
opinión y el deseo de los ciudadanos; que se la suda cuanto estuviera pactado
anteriormente; que le trae al fresco el uso para el cual fue proyectada,
aprobada, asignada, construida, pagada y recibida la rehabilitación de la
cárcel.
Creo que debemos un
agradecimiento al micrófono abierto de la Ser, que nos permitió escuchar esa
frase redonda del alcalde Polanco. Los palentinos, desde aquel mítico día, nos
sentimos aliviados de la presión que suponía no entender nada de lo que decía
este alto munícipe cada vez que le ponían delante un micro. ¡Qué sufrimiento!
¿Imagináis que hubiera tenido que buscar sustantivos y verbos y adverbios y
juntarlo todo para explicarnos que se la suda, que le trae al fresco, que se lo
pasa por el forro? ¡No lo hubiera soportado ni Fernandito Elibrero, máxima institución cultural de la ciudad!
En fin, gracias al
micro, ya no hace falta que el alcalde Polanco se explique, basta con que haga
señas. Ahora ya le entendemos. Ahora ya sabemos lo que nos quiere decir. Lo que
nos quiere.
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