Ayer asistí a un bonito espectáculo de la naturaleza: un centenar de palomas posaron para mi. Aunque de pronto pensé que a lo peor no eran palomas, pues descendían y emprendían el vuelo siguiendo mis indicaciones, o sea que entendían el idioma. Y entonces una de ellas me mostró su DCI (Documento Celestial de Identidad), con el número 014. Le pregunté si tenía algo que ver con la infanta y me dijo que no. - ¿Pero hablas mi idioma? -pregunté. A lo que respondió batiendo alas: - ¡Joder, pues claro! ¡Soy el Espíritu Santo, tengo ese don para exportar! En fin, tras una breve conversación me enteré de que todas aquellas palomas tan obedientes eran los espíritusantos de cada uno de los conferenciantes episcopales que, habiendo ultimado su labor, estaban tomándose un respiro. Comprendí al instante, que Rouco Varela, a la sazón gran jefazo de los megaobispos patrios, hubiera declarado que le preocupa la unidad de España, el aborto y los matrimonios gays. O lo que es lo mismo: que le trae al fresco el sufrimiento de quienes están en paro, la estafa general perpetrada por la banca con la aquiescencia de los políticos gobernantes, la privatización de los servicios públicos, como sanidad y educación; el desmantelamiento del estado del bienestar, la amputación de los derechos de expresión, el recorte de la libertad. Y, por no citado, el acuerdo de 1977 por el que cada año nos birlibirloquea a todos los españoles, ateos o no, 30.000 millones del ala.
¡Pero claro, qué va a decir este zángano parásito, desasistido de su espíritu santo! (En la foto, tercera paloma por la derecha) |