Ocurre que al ser plaza principal, son muchos los santos, mártires y superhombres que acostumbran a aparecerse y, a fin de que sus visitas puedan prolongarse lo suficiente como para que todos nosotros seamos capaces de extraer alguna lección coherente, ha sido necesario instalarles unos urinarios a la altura de su talla y de su chorro, para que no tengan que dejarnos sencillamente porque se mean. ¡Pobres, venían del otro mundo y tenían que volver a toda prisa porque no se aguantaban! Afortunadamente a partir de ahora este problema ya está solucionado. Aunque no sé si les parecerá bien a los turistas que llegan a esta plaza para ver The Semana Santa Show, por el santo olor, digo. | |
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