Los obispos de este país, recaudadores del Vaticano, son insaciables. No contentos con extorsionar al Estado español amparándose en el acuerdo de 1979, por el que reciben cada año 10.000 millones de euros a costa del presupuesto, no contentos, digo, un día como hoy piden limosna a los ciudadanos para el mantenimiento de sus diócesis, mantenimiento para el que ya reciben dinero según el acuerdo citado. Hay que tener poca vergüenza.
Mantener todavía hoy por parte del Gobierno el acuerdo de 1979, es una aberración jurídica y un insulto a la inteligencia de los ciudadanos españoles. Mantenerlo por parte de la jerarquía de la iglesia católica, es una prueba más del constante latrocinio a que someten a nuestra sociedad. |